Está claro que, cada vez más, no podemos dejar de estar conectados, de hecho, aunque no queramos, siempre hay algo que nos obligará a realizar algún tipo de gestión a través de Internet. Ya no solo se habla de estar conectado en las redes sociales, comunicarse con seres queridos y todo a lo que ocio y entretenimiento se refiere. Algunos bancos cobran comisiones por realizar gestiones en sus oficinas, promoviendo así la utilización -obligada- de sus propias apps o páginas de cliente a través de sus websites; tiendas físicas que ofrecen descuentos solo en sus tiendas online; la Administración Pública ha delegado muchos trámites a su realización y presentación en línea y ya las compañías telefónicas apenas ofrecen tarifas en las que las llamadas sean protagonistas. Por darle incluso un toque de humor a esta redacción, el colmo ha sido leer en el periódico que hasta un monje tibetano -ya sabemos que los monjes tibetanos se caracterizan por estar aislados de todo lo material y cualquier nexo con el mundo más allá del Tíbet- se ha hecho millonario por crear una app para meditar.
Pues bien, dentro de todo este estado “conectado 24 horas”, cómo no pensar en facilitar a los usuarios de Internet una conexión en cualquier lugar y momento del día. Claramente, esto incluso beneficia más a cualquier empresa, grande o pequeña, instalada en una ciudad o lugar determinado. Hasta nosotros, como clientes de cualquier servicio y usuarios del mismo, exigimos, entre otras cosas, la inclusión de Wi-Fi en dicho servicio. Éste es el caso de disponer de conexión Wi-Fi en trenes, autobuses, aviones y en las inmediaciones de estaciones y aeropuertos, así como en centros comerciales.
Por lo pronto, desde la UE se ha lanzado una propuesta, WiFi4EU, para proveer de Wi-Fi de alta calidad y gratis en algunos lugares públicos a lo largo de Europa como pueden ser parques, plazas, edificios públicos y librerías. “No deberíamos perder de vista la necesidad de traer Internet de alta velocidad, incluyendo WiFi gratis, a áreas en las cuales sus habitantes no tienen una conexión adecuada. Debemos mirar más allá de las regiones más desarrolladas y asegurarnos que damos resultados a todos los ciudadanos”, declaraba Peter Pellegrini, Ministro de Inversiones eslovaco.
Desde luego, este es un paso más hacia la conectividad global y quizá no esté muy lejano en el tiempo estar en una ciudad en la que poder estar continuamente conectado a una red Wi-Fi. Por ahora, esta utopía perjudicaría a las grandes compañías operadoras perdiendo una cantidad considerable de clientes, por lo que nos tendremos que conformar con que cada vez más espacios ofrezcan este servicio gratuitamente sin pensar en una ciudad completamente conectada.
