Llega Septiembre y con él, la vuelta al cole, a la cotidianidad y a la rutina. El descanso estival queda en segundo plano y cobra protagonismo el material escolar y, sobre todo, el dispendio que su adquisición supone para las familias. Se estima que este año el gasto medio por niño, solo en libros, se situará en los 230 euros aunque esta cifra aumentará según la edad del menor. En el caso de Bachiller, el desembolso puede llegar a los 500 euros, una cifra astronómica si tenemos en cuenta que volvemos de vacaciones con los bolsillos vacíos y, sobre todo, que caminamos hacia un nuevo escenario educativo, en el que la tecnología es cada vez más protagonista.
La digitalización del aula es ya una realidad en numerosos centros educativos, sobre todo, aquellos de nueva creación que aprovechan los beneficios del uso de la tecnología para motivar a los alumnos y facilitarle el aprendizaje. Todo el mundo sabe que estamos en la era de lo audiovisual, en el que la imagen prima sobre la palabra, por este motivo es fundamental adaptar la forma de enseñar al entorno en el que el niño se relaciona con el mundo y con sus iguales. Los portátiles, las pizarras digitales, las tablets y, en último término, los móviles se están convirtiendo por derecho propio, en los soportes educativos por excelencia, no sólo porque son medios habituales con los que los niños suelen interactuar sino también porque consiguen atraer y mantener su atención mucho más que un libro.
Seguro que muchos se lanzarán en defensa de éste pero hemos de reconocer que nosotros como adultos hemos cambiado también nuestros patrones de consumo de televisión, de música y de lectura. Hemos optado por otro tipo de dispositivos que enriquecen por ejemplo, la lectura, como enlaces a otros contenidos ya sean imágenes fijas (infografías, gráficos) o animadas (vídeos,) texto o aplicaciones. Según un estudio de la industria, el 78,6% de la población española entre 16 y 74 años utiliza el móvil para leer noticias, y el 67,5% para consumir películas, vídeos y música.
El contexto educo-social en el que se devuelven las generaciones actuales poco tiene que ver con el que en el que nos educamos nosotros. El salto generacional no es tan grande para la brecha que se abre en el entorno educativo de hace un par de décadas con el de hoy en día. Desde la industria TIC, animamos a que el profesorado abrace las tecnologías y las incluya como parte de su material didáctico, enriqueciendo todo aquello que viene en los libros con vídeos, búsquedas, noticias… que sigan motivando al alumno a aprender y que, sobre todo, le ayude a asimilar y a fijar mejor los contenidos. Con esto conseguiremos además que los niños vean estos dispositivos como herramientas útiles de trabajo y los incorporen como tales a su vida diaria más allá de utilizarlos para el puro entretenimiento, con la descarga mental que esto supone para los padres que los consideran una mera distracción el desarrollo de su hijo.
Y a ti, ¿no te hubiera gustado aprender cómo vivían en la Edad Media, sumergiéndote de lleno en esa época gracias a unas gafas de realidad aumentada?
