El año 2019 comenzaba con un nuevo reto en las redes sociales #10yearschallenge que, pronto se ha viralizado y ha captado la atención de los internautas. Famosos y anónimos se lanzaban a mostrar cómo eran en 2009 y cómo se ven ahora. Y es que comprobar la huella que deja el paso de los años tiene mucho morbo o no? Es verdad que en algunos, sobre todo, en los rostros más conocidos, el tiempo no parece haber detenido e incluso se ven más jóvenes que hace una década pero para la mayoría de los mortales es evidente que “cualquier tiempo pasado fue mejor”.
Lejos de la polémica que siempre crece en torno a estos retos -en éste en concreto, muchos han visto una estrategia de Zuckerberg para mejor su técnica de reconocimiento facial con el objetivo de enseñar a los algoritmos de inteligencia artificial a manejar características físicas propias de la edad y crear así una enorme base de datos-, es interesante comprobar el antes y el después, incluso de la tecnologías.
Hoy el Wi-Fi ha pasado de ser una commodity a ser un bien básico, sin el que nos cuesta vivir pero ¿sabes cómo era la Wi-Fi con la que trabajábamos hace diez años respecto a con la que funcionamos ahora?
En el año 2009, el estándar Wi-Fi operativo era el 802.11n, pues el acceso inalámbrico se había convertido en algo habitual en las empresas y en los hogares. Este estándar permitía una velocidad de 150 Mbps, aunque determinados equipos (routers) con varias antenas podían llegar hasta los 600 Mbps. Con 150 Mbps, los usuarios éramos capaces de distribuir fotografías, visualizar películas de calidad DVD, etc.
Unos años después y debido a la saturación del espacio electromagnético, provocado en gran parte por el amplio abanico de servicios que ofrecían las compañías de Internet, se necesitó dar una vuelta de tuerca a la tecnología Wi-Fi y se desarrolló el estándar 802.11ac, que ampliaba a dos, las bandas de frecuencias de transmisión. Así, a partir de ese momento, se añadía a la banda de 2,4GHz la de 5Ghz, menos congestionada, y que proporciona un acceso Wi-Fi con menos interferencias y una mayor velocidad. Uno de los mejores ejemplos de esta evolución Wi-Fi son los routers Mesh TP-Link Deco, que permiten de forma transparente para el usuario, trabajar indistintamente en la banda de 2,4GHz o de 5Ghz gracias a su eléctrica interna que elige la frecuencia que en ese momento dé mayor velocidad al usuario.
Pero, la aparación de cada vez más servicios como las plataformas de entretenimiento online, entre otros, exigía accesos más rápidos y estables, que nos garantizaran una excelente experiencia de usuario. En este coyuntura, se da un salto extra hacia el estándar 802.11ax, más conocido como Wi-Fi 6, que proporciona velocidades cuatro veces más rápidas que el estándar ac y que, cuenta con unos mecanismos internos, que posibilitan un menor desperdicio del espacio radioeléctrico y por lo tanto, una mayor eficiencia energética al mismo tiempo que permite que un mayor número de personas estén conectadas al mismo equipo de forma simultánea a una mayor velocidad.
Como miembro de la Wi-Fi Alliance, TP-Link siempre ha mostrado un fuerte compromiso con el desarrollo de nuevas tecnologías, prueba de ello es que dedica anualmente el 8% de sus ventas globales a actividades de I+D. Este ADN le convirtió en el primer fabricante en comercializar un router 802.11 ad y en ser uno de los primeros en lanzar al mercado routers 802.11ax.
